El 24 de diciembre a la tarde aterrizaba en Buenos Aires y lo primero que me sorprendía era una bofetada de calor de 40 grados de sensacion térmica, uff... nueva sensación navideña para mi!!! Natalia (murciana one) tenía que llegar de madrugada, así que quedé para cenar con Mirko que por casualidad también se encontraba en Buenos Aires esperando la llegada de un amigo. Cenamos en gardelito, barrio Palermo, y luego nos lanzamos cuesta abajo por la noche de navidad porteña. Hasta que llegado el pajareo matinal en una terraza, el teléfono sonó con Natalia al otro lado recordándome que debia regresar al hotel. Y claro nada más llegar Natalia venía con ganas de celebrar el nacimiento del niño Jesús; por supuesto yo con mi educación cristiana-catolica-apostolica-romana no podia negarme y así pasamos el dia de navidad a 40 grados y celebra que celebrarás... durante esos días conocí a Dani, amigo argentino de Natalia que había vivido en Barcelona y con él salimos alguna que otra noche, también nos invitó a cenar con sus padres, gente muy maja y además me instruyeron en los secretos de la cría de vacas argentinas; no estoy de broma me encantó la conversación, ya que todo lo que afecta a la comida me interesa.
Tras esos días en Buenos Aires, decidimos cambiar los aires (a pesar de que fuesen muy Buenos, además de calurosos) para fin de año y nos dirigimos en barco a Uruguay ( en realidad tan sólo es cruzar el río de la Plata, que no parece un río... y la plata no la vi por ningún lugar...). A la tarde conseguimos llegar a Cabo Polonio, un lugar mágico donde tan sólo hay pequeñas casitas en las cuales te alquilan algun rincón en el cual dormir. No sabría explicar el porqué pero realmente es un lugar muy especial, quizás sea porque la gente que allí conocimos era muy especial; sea como sea fueron días increíbles y una estupenda entrada de año. Una noche que regresábamos a casa con dificultades en mantener trayectoria recta, Natalia se cayó y se torció un tobillo el cual se le puso como un pelota; buena esta era mi versión la de Natalia sería que la empuje y yo deseaba que eso le sucediera... sea como sea la pobre se quedó medio lisiada, y se pasaba el día tumbada el porche de casa rodeada hippi-músicos trobándole, o sea ella encantada por ese lado, por el otro me odiaba y me culpaba de su suerte. De todos modos al dia siguiente, era la noche de fin de año y tras anestesiarse alcoholicamente os puedo asegurar que corría y saltaba bastante más que yo, será que la edad ya no me da tregua...? En Cabo Polonio conocimos a Caro, una yoggy argentina estupendísima que también andaba coja en aquellos días y a la que vería bastante por Buenos Aires, un grupo de cooperantes españoles que estaban en diversos lugares de Bolivia, entre ellos Elena a la cual visitaría luego en Potosí y con la cual nos echamos muchas risas.También conocimos a Julia, vestuarista teatral milanesa afincada en nuestra ciudad condal, todo un amor de muchacha! Y a Rober, sueco graciosísimo que estaba haciendo su especialidad tocológica en Buenos Aires. Además de otros ciento diecisiete personajes para los cuales necesitaría otro blog entero...
La cena de fin de año no fué ningún lujo que digamos, fué tan rústica como el lugar donde andábamos. Compramos un poco de carne para hacer en la barbacoa y algo de ensalada. Nunca había comido una carne crujiente como aquella... con el viento se lleno de arena y te podías dejar el esmalte de las muelas. Así que no nos quedo otra que para olvidar nuestras penurias y hambrunas lejos de la vida moderna y confortable, y llenarnos los estómagos de los bebercios que teníamos a mano. Fué un estupendo comienzo de año que acabo por la mañana frente a la bonita playa de Cabo Polonio.
Tras el cabo nos dirijimos a Montevideo, que no tiene mucho de especial, además de estar un poco fantasmal por las fechas supongo. El hecho es que me decepcionó un poco, pues como hay una canción de La Buena Vida que lleva su nombre... no me pareció en absoluto estar en una canción de La Buena Vida, vaya. Al día siguiente llegamos a Colonia del Sacramento que es un bonito lugar donde disfrutamos de un precioso día y nos recuperamos de los días de vino y rosas pasados en el cabo. Casualidades del destino cuando cogimos el transbordador para cruzar a Argentina nos encontramos a Caro y su hermana Cecilia en el mismo barco. Llegamos a las tantas a Tigre, Caro nos invitó a su casa pero pensamos que no tendríamos problema en encontrar hotel y pasar el dia siguiente recorriendo Tigre. El hotel donde pensábamos quedarnos estaba lleno pues había, nos dijeron, una gente de un programa de TV y estábamos en la calle; bueno al fin nos dieron un rinconcillo para pasar la noche. A la mañana siguiente en recepción descubrimos de que se trataba... el programa en cuestión era de unos jóvenes que aprenden y compiten bailando; bueno supongo que debe haber uno igual en España. Que espectáculo dantesco y que vergüenza ajena al ver al atajo de cretin@s que estaban allí participando, menudo gallinero... Es que no nos dió ni por reirnos de ellos porque lo que me daban era depresión al ver el grado de deformación personal que el ser humano puede llegar a alcanzar. Por suerte al rato nos fuimos a recorrer Tigre y nos olvidamos del horror visualizado. Tigre está en el delta del Río de la Plata, y este delta forma diversos canales y entre ellos quedan verdes islas donde hay casas de recreo para los porteños. Recorrimos los canales y nos dimos una excursioncita por una de las islas antes de regresar nuestro Buenos Aires querido, y más concretamente a nuestro barrio, Palermo.
Una noche Dani nos volvió a invitar a casa con sus padres, pero esta vez para degustar un auténtico asado argentino,uhmmmmm, sin comentarios... mil gracias a la familia Dolhare, por la excelente comida y la mejor compañía!!!! Tras unos días ya nos habíamos olvidado de fin de año y celebramos con buenas ganas la noche más especial del año... la noche de reyes!!!! además también debíamos celebrar que en un par de días operaban a Caro de la rodilla, y por si no volvía a caminar había que darlo todo... Lucio, todo un personaje argentino divertidísimo nos llevo al superfiestón de miércoles del momento, Río, gran fiesta sin más comentarios. Y ya que nos portamos como "angelitos" en esta vida, al día siguiente a nadie le faltó su regalo de reyes!!!! El resto de días que estuvo Natalia no salimos de Buenos Aires y nos dedicamos a recorrerla y más crapulearla. Como colofón la última noche de Natalia salimos para celebrar mi cumple, su despedida y que Rober ya era Tocólogo titulado, de nuevo gran fiesta, si es que nos sobran las excusas... Esos fueron los días con Natalia, y pesar de que la échase de menos al minuto de partir, mi cuerpo se alegro pues ya necesitaba una tregua!!! Aún me quedé un par de días en Buenos Aires yendo a visitar a Caro y su "para tiesa" tras la operación e ir a cenar con mi amiga Xochilt.
Como se acercaba mi cumple y ya echaba en falta a Mirko decidí ir a encontrarlo. Así nos dimos cita en una estación de tren camino al norte. El tren en cuestión era una auténtica anticualla, y podría haberme bajado de él y robar naranjas y volver a subir tranquilamente... pero estaba en Argentina y lo único que veía para robar eran vacas, así que forzosamente me mantuve lejos del robo. A medio camino encontré a Mirko en la estación de un pueblacho perdido. Fué un poco como en las películas antiguas; el clásico encuentro en estación, desde luego todo era muy antiguo y decadente alrededor. Ya con Mirko llegamos a destino tras 40 horas desde que saliese de Buenos Aires. Si de algo me servirán estos viajes es de que ahora tengo un culo de acero y no hay viaje que se me resista!!! Al día siguiente nos dirigimos hacia Iguazú lado argentino.Hacía un calor de morir y por suerte conseguimos un hostel con piscina, todo un lujo para nosotros. Para celebrar que nos veíamos de nuevo con Mirko no había nada mejor que ponernos codo a codo en la cocina y prepararnos un banquete; bueno en esta ocasion fué más Mirko quién cocinó y yo me ocupaba de ir abriendo botellas de vino. La gente se nos apuntó a la cena y a las botellas de vino, así que acabamos de cachondeíto en la piscina a altas horas de la madrugada. Allí conocimos a Gianni, sardo que andaba viajando por sudamérica y con él al día siguiente nos fuímos a visitar las cataratas de Iguazú. Que os puedo decir la cataratas son grandiosas e increíbles pero yo en estos sitios tras 5 minutos ya he tenido suficiente, en especial si hay mucha gente. Tras las cataratas nos dirigimos a cruzar la frontera brasileña y nos quedamos en Foz de Iguaçú. Era sábado e intentamos dar una vuelta pero poca cosa, yo creo que lo de Brasil es un mito... Al día siguiente cruzamos la frontera con Paraguay ( en Iguazú hay triple frontera entre Argentina-Brasil-Paraguay) a Ciudad del Este, que es la típica ciudad fea, marronera y con mucho tufo a frontera. De vuelta pensábamos dirigirnos hacia el oeste por Argentina pues yo quería ir hacia bolivia y Chile; pero mientras nos informábamos de las combinaciones posibles alguién nos dijo que porque no íbamos mejor a la playa de Brasil, Mirko y yo nos miramos y dijimos... ¿por qué no? y compramos el billete para esa misma noche. Era 15 de Enero, o sea mi cumple, y antes de coger el bus nos fuímos a dar un homenaje al Buffalo Branco, un restaurante de carne donde cada uno nos comimos como un kilo de la mejor carne vacuna que nunca he probado (que me disculopen los argentinos pero esta es mi experiencia). Cuando estaba a punto de explotar de repente se nos acerca una banda de mariachis se me colocan al lado y empiezan a cantarme cumpleaños feliz... el bueno de Mirko se había ido a hablar con ellos para que me cantasen cuando yo estaba demasiado ocupado con la carne!!!! Cual pelota fuímos rodando al bus y a la mañana siguiente llegamos Curitiba donde continuamos para tomar una barcaza que nos llevó a Ilha do Mel, una preciosa islita en el sur de Brasil. En la isla lo cierto es que nos relajamos muchísimo y no hicimos gran cosa, a parte de cocinar y conocer los personajes que pasaban por el hostel, que no eran pocos. De lo más destacable, enseñé a Mirko a cocinar arroz caldoso y él me enseñó una receta pugliesa de su padre, la mítica pasta con patate!!!! Ah bueno, conocimos un israelita y por las mañanas nos daba sesión de yoga (nunca me habia imaginado a mi mismo practicando yoga...), joder como sudamos! pero el yoga no es lo mío creo, yo soy una mente rígida y obtusa, y el yoga obliga a tu cuerpo a flexibilizarse, lo cual choca contra mi naturaleza... Así se nos paso una semanita sin darnos cuenta. Atravesamos de nuevo un pedazo de Brasil y luego cruzamos la frontera paraguaya. Dudamos en pasar algun día en Asunción, capital de Paraguay, pero la verdad el país no inspiraba mucho y seguimos camino hasta entrar de nuevo argentina.